
El libro de 1993 Tastes of Paradise: A Social History of Spices, Stimulants, and Intoxicants explora una teoría que dice que el verdadero catalizador detrás de la revolución industrial fue la cafeína, específicamente del tipo que se obtiene del café. La premisa del autor Wolfgang Schivelbusch es que cuando las familias del siglo 19 cambiaron las cervezas frías (sí, entonces era una bebida para todo el clan, independientemente de la edad o el uso de maquinaria pesada) por tazas calientes de café, la civilización occidental entró en modo hiperproductivo.
Después de tomar mil millones de cafés altos, sin grasa, descafeinados, con leche y caramelo, decidimos observar la ingesta de cafeína de varios empresarios altamente efectivos. ¿Cómo se compara con la tuya?
Elon Musk, dos tazas al día

David Lynch, siete tazas al día (durante las lluvias de ideas)

Los personajes que pueblan la ciudad ficticia de Twin Peaks de este autor increíblemente extraño hicieron una “maldita buena taza de café” fuera cool antes de que Starbucks se convirtiera en STARBUCKSMR.
El científico de celuloide dijo en una entrevista anterior: “Yo [solía comer] en la cafetería Big Boy de Bob. Iba a las 2:30, después del almuerzo. Tomaba un batido de chocolate y cuatro, cinco, seis, siete tazas de café, con mucha azúcar. Y hay mucho azúcar en ese batido de chocolate. Es un batido espeso. En una copa de plata. Toda esa azúcar me ponía hiperactivo y me daba muchas ideas que escribía en miles de servilletas. Todo lo que tenía que hacer era recordar traer mi bolígrafo a la cafetería. Saqué muchas ideas así”.
Richard Branson, 20 tazas (de té)

Cuando te levantas rutinariamente a las 5:30 a.m. para practicar kitesurf, necesitas algo para pasar el día. Y de acuerdo con Virgin.com, “ese algo” para Sir Richard Branson son más de 20 tazas de té blanco sin azúcar